Que descansen los amigos. Que se relajen los que se declararon mis enemigos, aunque yo no los haya tenido como tales, -como dijo en su lecho de muerte el invicto vigía de occidente, solo que en mi caso es verdad-, y que me olviden pronto.
Que el señor haga el milagro de fulminar con un rayo los blogs de fachas e integristas dejando completamente ilesos a sus blogueros y comentaristas –para que den así fe de la verdad, de la verdad con minúsculas, que solo consiste en no tratar de imponer ideas o creencias a nadie y en ser solidarios con nuestros semejantes -.
Que Don Ratzinger, Don Rouco y su fámulo, Don Martínez Camino, el atildao, se mantengan por muchos años sanos y en sus cargos, pues ello es garantía del triunfo final de la razón; ellos no pueden ni vencer ni convencer.
Que la refinería de Tierra de Barros no se construya, y que el club ADSL no sea tan caro, no sea tan caro.
Vuelvo a lo mío. Ya sabéis donde estoy.
(He publicado mi e-mail en varias ocasiones, pero si alguien no lo tiene y quiere contactar conmigo por alguna razón puede pedirlo a mi hermano Antonio Pierdepeso, a cuyo buen juicio dejo la decisión de darlo)
(Algunas de las fotos son cedidas por Novicia y por ATB)