domingo, 9 de noviembre de 2008

Dos cerebros distintos y un solo dios verdadero

En diversas ocasiones a lo largo de la corta vida de este blog polimorfo hemos aludido a la duplicidad del cerebro humano, y desde hace tiempo he tenido la intención de abordar ese apasionante tema. Sin embargo, en mi viaje por Internet buscando documentación he podido apreciar que el asunto está totalmente devaluado.
En todo el cyber-espacio se sabe que tenemos dos cerebros en uno, el derecho, -el de la intucición, la música , el arte y el riesgo- y el izquierdo, -el de la lógica, las matemáticas, la razón y la prudencia-. Ambos trabajan juntos, y de forma complementaria, para lo que hay gruesos cables que comunican el uno con el otro, el más grueso de ellos el llamado cuerpo calloso; pacientes a los que se les ha seccionado esta conexión han servido para delimitar mejor qué hace cada hemisferio cuando no puede comunicarse fluidamente con el otro.














No solo eso; proliferan en la red numerosos test para saber que cerebro predomina en cada uno. El conocimiento clásico enseña que el hemisferio derecho -multitarea- es cosa de chicas, mientras que el izquierdo -rígido y parsimonioso- es el dominante en el sexo masculino. Métodos fáciles de saber qué cerebro trabaja se basan en la simple observación; puesto que el hemisferio derecho dirige los ojos hacia la izquierda y el izquierdo hacia la derecha, basta observar adonde mira alguien que piensa o reflexiona para saber con qué cerebro trabaja en ese momento; Fraga, por ejemplo suele mirar hacia la izquierda, o sea que es un poco chica en su manera de pensar, si es que lo hace, o alguna vez lo hizo.

Introduzco algunos test en los siguientes enlaces para que cada uno se autoanalice:
http://www.intelliscript.net/test_area/questionnaire/questionnaire.cgi?q=right_brain_left_brain_2

Éste lleva a un cuestionario de preguntas y respuestas -una especie de meme- que si se contesta sin falsedad nos indica que proporción de cerebro izquierdo y derecho utilizamos.

http://paulhartrick.com/left-brain-vs-right-brain-colour-test

En este otro el hemisferio derecho tiende a aclarar el color, y el izquierdo la palabra, de forma que los fallos permiten saber que cerebro predomina; esta prueba forma parte del Nintendo Brain Training, que los japoneses son más listos que el hambre, y le sacan partido comercial a todo.

http://www.news.com.au/heraldsun/story/0,21985,22556281-661,00.html

Finalmente este es probablemente el más interesante: es el famoso test de la bailarina: dicen –y es uno de los asuntos más controvertidos actualmenbte en la red- que si se le ve girar en el sentido de las agujas del reloj es que manda el cerebro derecho, y si la vemos girar en el sentido inverso a esas agujas es que manda el izquierdo; si es fácil verla cambiar de un sentido al otro es que sabemos utilizar nuestros cerebros segun necesidad, o sea, lo mejor.

Y yo me pregunto, ¿a qué cerebro dirigen sus sensaciones estos moz@s que se acarician voluptuosamente el culo?











¿Einn?









¿Tendrán la FAES, la Conferencia Episcopal, o su particular Hannibal Lecter de la COPE, respuesta para estos asuntos?

sábado, 8 de noviembre de 2008

En casa del herrero... (biopic)

Debo aclarar que esta entrada no es satírica ni pretende ofender a nadie. Considero que el Papa Wojtyla fue una de los grandes personajes del siglo XX, con sus luces y sus sombras. Para escribir este comentario no me he documentado especialmente; es mi visión e interpretación -contaminadas sin duda por mis propias creencias y profesión- de algunos aspectos de su trayectoria, desde que le vimos joven y vigoroso hasta que nos abandonó tan enfermo, tan gastado y bajo sospecha de eutanasia. Creo que Juan Pablo II -a diferencia de su sucesor- creyó en dios, y lo que habla aun más a favor de su inocencia, -en el sentido de ingenuidad-, en la virgen.
















Cuando resultó elegido papa en 1978, después del breve Luciani, apareció exultante, y vimos imágenes del pasado reciente de un hombre físicamente atractivo, actor, dramaturgo, deportista, aparentemente heterodoxo. Se le veía seguro de sí mismo, designado y llamado para llevar a cabo una misión histórica. Parecía muy convencido de que la cumpliría, y de que la protección especial de su virgen de Czestokova, le mantendría además eternamente joven, eternamente papa.




















No fue, sin embargo, a su virgen polaca a la que atribuyó el milagro de salvarle la vida tras el disparo del turco, sino a la de Fátima. En todo caso, aunque hablara de un milagro, a partir de ese momento se le notó desprotegido, porque el sabía que la protección real hubiera sido que el disparo no le alcanzara. Ya nunca fue el mismo.















Tras la cirugía abdominal compleja y una larga convalecencia, infecciones por citomegalovirus, una fractura de cadera, el cáncer de colon... y finalmente el maldito parkinson. Es evidente que esa enfermedad no se le trató con corrección; el tratamiento del parkinson mejora inicialmente la agilidad y la motilidad de los pacientes, pero al cabo de unos años da lugar –como efecto secundario- a movimientos involuntarios que aparecen y ceden de modo súbito y que sus médicos seguramente trataron de evitar utilizando siempre dosis menores de las que realmente necesitaba; en la cultura católica los movimientos anormales, las sacudidas, los espamos, tienen muy mala prensa, y no era cosa de que un papa –tan expuesto a los focos como él- pareciese un endemoniado.












El siempre esperaba el milagro; en cada viaje, en cada misa de navidad, en cada via crucis en el foro romano, en cada aparición, comenzaba su actuación como si esperase que de pronto sus vírgenes protectoras fuesen a librarle de la enfermedad y de la vejez, -que le habrían impuesto solo como prueba-, para devolverle al vigor de sus primeros años, pero siempre acababa mostrando un cansancio infinito.

El milagro no ocurría, y fue perdiendo la fe. En sus últimos años, la distonía facial de su enfermedad dejaba entrever el gesto huraño, de permanente cabreo y falta de resignación, que en una de sus últimas salidas al balcón del vaticano exteriorizó sin reparos dando un puñetazo en la barandilla cuando fracasó reiteradamente en el intento de decir algunas palabras.

















Ya no esperaba nada, de forma que se negó a que se le instalara una sonda nasogástrica, medida elemental de mantenimiento de una persona que no puede tragar, su círculo no hizo nada por forzar la situación, y murió de infecciones respiratorias, por aspiración de alimentos mal deglutidos, y de inanición en pocos dias. Se habló de que en realidad él, explícita o implícitamente, había pedido la eutanasia y no se le había negado.










Es difícil saber cual era su lucidez en los últimos años de su vida, -las personas con parkinson de larga evolución y edad avanzada suelen estar intelectualmente mermadas-, pero parece obvio que conservaba la capacidad suficiente para advertir que sus virgenes no le habían ayudado porque no había tales vírgenes, que todo era la misma patraña de la que él formaba parte.


Fue un hombre de fe que la perdió al final de su vida. Su sucesor –y los amigos españoles de éste- no parece que la hayan tenido nunca.

Nota:- El controvertido tema de la eutanasia de Juan Pablo II no es invención del autor. Puede leerse sobre este tema en:

http://www.time.com/time/world/article/0,8599,1664189,00.html

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Noviembre, un respiro

Se contaba en mi pueblo un suceso que presuntamente ocurrió a finales del XIX o principios del XX, quizás apócrifo, quizás leyenda, menos urbana que rural.

Un hombre joven y apuesto, que presumía de valiente, apostó con sus amigos que iría hasta las mismísimas puertas del cementerio –a unos dos km de las últimas casas-, en una noche oscura, de luna casi nueva, en el mes de noviembre. Solo.

Para dejar señal de su hazaña clavaría un clavo determinado en la tapia, junto a la verja, y al día siguiente irían todos a plena luz para dar fe y testimonio de la hazaña.

En las últimas casas despidieron sobre la medianoche al osado, que emprendió decididamente la marcha, embozado en su capa y con el clavo y un martillo en las manos.

Esperaron y esperaron, pero el amigo no volvía. Cuando el día había clareado todo lo que puede clarear en un noviembre fúnebre, caminaron hacia el camposanto para comprobar, espantados, que el amigo pendía muerto de la tapia del cementerio, colgando de su propia capa, que había clavado, sin querer, en la oscuridad, a la pared.

Su corazón valiente no había podido soportar la sensación de que, al volverles la espalda para regresar, las ánimas habían tirado de él.


O quizás es que en verdad tiraron de él de esa forma, siendo el clavo para las ánimas un mero instrumento, como la adelfa de la entrada anterior para dios.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Si te fias de dios suelta la adelfa

La medicina occidental es denostada por muchos, y los sistemas sanitarios de los países occidentales, más o menos socializados, tienen todos numerosos defectos; les ocurre como a la democracia, que es el peor sistema si se exceptúan todos los demás. Algunos crédulos, ante la “deshumanización” y el mercantilismo de la medicina que conocemos, vuelven sus ojos a las llamadas medicinas alternativas: acupuntura, medicinas tradicionales chinas o papúas, homeopatías, etc, etc, etc. Hay una portal donde se ofrece información, en general ecuánime, de todas las charlatanerías al acecho:

http://www.quackwatch.org/01QuackeryRelatedTopics/quackdef.html

Lástima que una vez más esté en inglés (charlatanería es "quackery"). Supongo que habrá algo equivalente en español, pero no sé donde.



Una de las virtudes de la medicina occidental es que, al menos desde el siglo XIX, pretende ser científica, y sus avances desde ese momento se sustentan en la experimentación, y por tanto en el ensayo-error, y no en la magia o en la especulación. Solo desde la medicina occidental se ponen a prueba las medicinas alternativas, que son siempre renuentes al análisis científico de sus propios resultados, y estos resultados, siempre que se analizan con rigor apenas bordean el efecto placebo.

El mes en que estamos es tiempo de rezos, y puede ser buen momento para preguntarse si los rezos tienen algún afecto curativo, -no para el que reza, rezar al fin y al cabo es confiar, y la confianza tranquiliza y mejora la sensación de bienestar-, sino para aquellos por los que se reza, lo que se conoce como el rezo intercesorio o “intercessory prayer”: pedir la intercesión de dios o de los santos para que alguien sane o mejore, algo que en paises de tradición "crédula", como el nuestro, se hace tan a menudo, e incluso está institucionalizado en las misas católicas.

La eficacia curativa del rezo ha sido analizada en numerosos trabajos de investigación, sobre todo en centros hospitalarios de lo que se conoce como el cinturón bíblico de EE UU, áreas muy fundamentalistas en lo religioso, en las que un resultado positivo de estos estudios hubiese reforzado el fundamentalismo, pero al mismo tiempo lo hubiese hecho racional; ellos, al fin y al cabo son protestantes, y a diferencia de la credulidad latina, necesitan al menos algo de base racional.

Todos los experimentos han sido semejantes; a pacientes ingresados en Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs), y que iban a ser sometidos a operaciones de alto riesgo, se le asignaban al azar personas que rezasen por ellos, o no se le asignaban -en algunos estudios el paciente sabía si se estaba rezando por él, y esto se incluía como otra variable en el análisis-; de esta forma, si el rezo sirviese para algo, aquellos por los que rezase morirían menos, o tendrían menos complicaciones, y sin embargo no resultaba así; incluso en uno de los estudios el hecho de que el paciente supiese que se rezaba por él, se asociaba a un peor resultado.


En la mayoría de estas investigaciones, sobre todo en las más serias y mejor diseñadas, el rezo carecía de efecto alguno sobre la evolución de los pacientes, o se relacionaba con cambios favorables menores o poco decisivos, hasta el punto de que alguien comentó que si esa era la aportación que hacía dios a la salud de los pacientes como respuesta a los rezos, vaya dios más tacaño y cicatero.


sábado, 1 de noviembre de 2008

Feliz fin de semana

Que tengais todos un buen fin de semana,


en este país donde la misa de once es la creación estética, cultural y sociológica más refinada, junto con las corridas de toros.

donde las mujeres católicas de 70 años pueden expresar sus ideas, -por radicales que sean-, con libertad, sin distinción de clase, raza o religión,

donde en fin, las leyes naturales, inmanentes, han de predominar frente a las que elaboran los hombre desde su pobre razón.

Eso, buen finde.