Demasiado difícil de afrontar
Arthur L. Caplan, PhD
"Aunque el origen de la bioética se coloca en el Holocausto, esta disciplina relativamente joven no ha explorado aun con seriedad la conducta de los médicos y científicos alemanes que intervinieron en los experimentos con humanos. Nos encontramos a gusto en la creencia de que los individuos implicados en esos sucesos estaban locos o eran el mal, a diferencia del resto de científicos y médicos. Sin embargo, lo que nos parece obvio es que esos profesionales eran personas cultas y capaces, miembros de una sociedad sofisticada tecnológicamente, que creían que se estaban comportando moralmente dentro del contexto de su situación socio-política. Los primeros acusados en Nuremberg fueron médicos y funcionarios de salud pública. Un análisis de las transcripciones del jucio proporciona datos acerca de lo que llevó a estos científicos a participar en experimentación con humanos y en asesinatos en masa, y del soporte ético que adujeron para cometer una tropelías sin parangón por su inmoralidad en el campo de la biomedicina. La bioética tiene que seguir prestando atención a esas ideas y someterlas a una estrecha vigilancia."
J Am Acad Psychiatry Law 33:394–400, 2005
Parece claro que en Alemania, durante el régimen nazi, muchos médicos y otros biocientíficos, bien integrados en aquella sociedad, aprovecharon el material humano “de mala calidad” del que disponían ampliamente para llevar a cabo cualquier experimento que juzgaran de interés, sin la menor traba ética.
Los experimentos se pueden asignar a tres grupos, los relacionados con situaciones extremas: -inmersion en agua helada y posterior recalentamineto, sometimiento a bajas presiones o hidratación con agua de mar-, los relacionados con la genética -los gemelos del Dr. Mengele-, la inseminación y la esterilización –y por ende con la raza-, y una miscelanea como los dedicados al mejor tratamiento de las heridas o los venenos.
En todos ellos se utilizaba a los humanos como cobayas –claro que eran humanos despreciables, judíos, gitanos, gente del este- sin reparar en el daño que se les causaba, ni por supuesto pedirles permiso
Experimento de congelación en Dacahu
Con todo, algunos de estos experimentos podían haber aportado información verdaderamente útil; en los de congelación, -dirigidos a ensayar la mejor forma de recuperar a los pilotos que caian en las aguas heladas del báltico-, se enfriaba a las víctimas en tanquetas de agua helada mientras se medían sus constantes vitales, durante periodos de distinta duración, y luego se valoraba si se recuperaban mejor dejando que se recalentaran por sí mismos o forzando el recalentamiento incluso en hornos. Si proporcionaron información útil ¿debe aprovecharse esa información sin considerar la forma intolerable como fue obtenida?
Esterilización
Este es un dilema de calado ¿cómo respetamos mejor a las víctimas, silenciando y olvidando estos experimentos, o sacándoles partido, si lo tienen? El debate se cierra en gran medida porque la investigación era de muy mala calidad; presionados por los políticos los investigadores falseaban los datos, o incluso a veces eran los propios carceleros quienes se apiadaban de las víctimas y transgredían el protocolo del estudio; si había que enfriar a -60º, compasivos con las víctimas dejaban la temperatura en -10º. De esta forma, los resultados no sirven para nada.
Tras la guerra, algunos científicos que habían hecho su carrera aprovechando la laxitud de las barreras para la experimentación humana, Julius Hallervorden y Hugo Spatz profundizaron en el estudio de una enfermedad neurológica degenerativa que lleva su nombre –enfermedad de Hallervorden-Spatz- mediante el uso de cerebros de cadáveres proveniemtes de las campañas de “preservación racial”. El clamor para que ese epónimo desaparezca de la historia es casi unánime.
Dr. Mengele
La reflexión sobre este oscuro periodo de la historia abre tres preguntas fundamentales:
¿Puede esto volver a repetirse? El Profesor Caplan nos sugiere que sí, y por eso hay que estar vigilantes; la Declaración de Helsinki pone hoy estrictos límites a la experimentación en humanos.
¿Debieran usarse los resultados de los experimentos nazis, si alguno de ellos aportase información relevante?
¿Se parece en algo lo que ocurrió en ese periodo con lo que hoy ocurre -tolerancia al aborto, manipulación de embriones, selección genética de embriones con fines de tratamiento, clonación, defensa de la muerte razonable...- como dicen la derecha y la iglesia?
Notas.-
1.- Caplan AL. Too hard to face. J Am Acad Psychiatry Law. 2005;33(3):394-400. http://www.jaapl.org/cgi/reprint/33/3/394
2.- La foto del cartel nazi corresponde a: Villarejo A, Camacho A. Los neurocientíficos en el Tercer Reich. Neurología 2008;23(2):126-135
3.- Declaracion de Helsinki:
http://www.cemic.edu.ar/descargas/declaracion_helsinski.pdf
4.- The Ethics Of Using Medical Data From Nazi Experiments
By Baruch C. Cohen
http://www.jewishvirtuallibrary.org/jsource/Judaism/naziexp.html