
Llegados a este punto se impone un receso.






Blog polimorfo, donde todo está permitido.
No sé si conocéis a Oliver Sacks, neurólogo inglés autor de “Despertares”, el libro que pasó a película sobre los primeros casos de enfermedad de Parkinson tratados con levodopa; su libro más famoso se llama “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero”, y lo recomiendo aunque no me gusta demasiado, pues dramatiza –teatraliza- en exceso situaciones que seguramente son comunes para los neurólogos. Cuenta casos en las que lesiones del sistema nervioso dan lugar a problemas que juzgaríamos increíbles, como por ejemplo ese que da título al libro, confundir a la señora de uno con un sombrero.
Este post tiene menos guasa que otros. Se ve que hoy no es mi día.
Me refiero, por ejemplo, a las etnias de pelo rubio y ojos azules que pueblan La Moraleja o el barrio de Salamanca de Madrid.
Es difícil, pero no imposible.
Los actuales partidos de la derecha, por el contrario, habrían surgido de una concha o cualquier otro recipiente limpio y virginal, como Venus, exentos de cualquier pecado originario. Nada tiene que ver nuestra actual derecha con la CEDA o con La Falange, o con el Partido único durante 40 años. Hace poco se me acusó de desvarío sectario por “mezclar” a la iglesia católica de España con La Falange de José Antonio Primo de Rivera y sus albaceas.
¿Añorarán aun los palios de hoy -ya en color- al "caudillo" como lo añora la jerarquía?
Nota.- Uno de los grupos de obispos saludadores no es español; averigüen cuál y de dónde son, si quieren.
Segunda nota.- El fenómeno desde luego que no fue específico de nuestro país. Adivinen quién es el gordito del centro de la foto de aquí debajo.