domingo, 11 de enero de 2009

Poema para un enero frío



Desgarrada la nube,



Y el arco iris brillando allá en el cielo,




El campo envuelto en un fanal de lluvias y de sol.

Desperté.




¿Quién enturbia ya mi sueño?


Mi corazón latía atónito y disperso,


Y todo en la memoría se perdía como una pompa de jabón al viento.
.
P.D.- El texto es de Antonio Machado. Le puso música Hilario Camacho hace más de treinta años. Sus corazones ya no laten. Los nuestros, aun, sí. Va por todos.

miércoles, 7 de enero de 2009

Alunizajes

Como se sabe el alunizaje de los del Apolo está lleno de interrogantes, y mucha gente piensa que no fue sino una película montada por Kubrick con material sobrante de su odisea espacial.


!Ay, esa bandera de barras y estrellas ondulando al viento lunar, cuanto ha dado que hablar!

Por eso, en mi barrio –de traquilidad y belleza invernal-, donde somos gente práctica, se aluniza de otra manera.

En la noche de reyes, el propietario del Bar Sofía acabó de despertar con ese soberbio, aunque infructuoso alunizaje en la luna de su establecimiento, rota en pedazos tras la jorobada persiana; cuando volví con la cámara había desaparecido el paragolpes del vehículo utilizado como módulo lunar, que inicialmente había quedado in situ.


Pagará los daños el seguro; esta mañana ya peritaban los desperfectos. ¿Os han alunizado alguna vez? Entrar en tu casa y ver los cajones revueltos por los extraterrestres, los huecos que dejaron las cosas que ya no están, el cristal roto por donde entraron, y la reja destrozada por su gato marciano es una de esas experiencias que no se desea a nadie. Claro que peor es lo de Gaza

Esa experiencia, además, nos da medida de la inconsistencia y contingencia de las cosas –tanto más de nosotros mismo-, y de las grandes ventajas de ir ligero de equipaje, con las menos colecciones posibles encima.



P.D. La chica está porque se llama Luna –de apellido-, y el otro para enlazar con la entrada anterior, y porque me consta que tiene unas enormes ganas de alunizarnos a todos otra vez por donde más nos duela.

lunes, 5 de enero de 2009

Ajuste de cuentas


“Yo no soy muy afín al mundo del circo” decía, de forma un tanto cursi, una conocida bloguera hace unos días.


No debe de ser la única “no afín”, porque recientemente un reality en la cadena Cuatro basado en una academia para aspirantes a circenses, se fue al carallo con tropa y profesores por falta de audiencia.




¿Qué le pasa al circo? ¿Está herido de muerte? Mientras que no tengo una respuesta general, sí tengo una respuesta personal: por mí, al circo le pueden ir dando.


En mi lejana infancia, o cuando yo era chico -como diría ella-, llegaba a mi pueblo el circo en días de feria, el Mundial, el Kron, con su cutrerío de lentejuelas, sus lonas decrépitas y sus animales sarnosos. La entrada era cara, así que si era posible, entreabríamos las lonas y tratábamos de seguir la función desde la fila cero –cero pesetas-.


En esas estaba yo cuando se me acercó por detrás un payaso sigiloso, -el tonto para más inri-, con su narizota roja y su pelo zanahoria, y me asestó con toda su saña un par de zurriagazos que me quitaron las ganas de ser afín al circo para toda mi vida.






Ni creo en la habilidad de sus trapecistas, ni creo en la fiereza de sus fieras, ni creo en la gracia y simpatía de los payasos.

Vae Victis!

P.D.- Del diccionario de uso CLAVE

afín adj. inv. Próximo, parecido, semejante o que tiene algo en común: ideas afines. ETIMOLOGÍA: Del latín affinis (limítrofe, emparentado).

(Ser afín a algo no significa que ese algo te guste)

viernes, 2 de enero de 2009

Formas de enfermar y buenas intenciones para el nuevo año

Puesto que año tras año la lotería se empeña en no tocar, solo nos queda el recurso al deseo mutuo de salud. La salud personal es en gran parte una lotería, pero se cree que también un logro. Para aprovechar lo que tiene de logro es necesario conocer las formas de enfermar y así estar en guardia contra las que podemos estar en guardia.


No podemos hacer, por el momento, apenas nada contra las formas de enfermar que están programadas en nuestros genes, sea como herencia de material defectuoso que condiciona enfermedades hereditarias intratables, sea como herencia de material que al interaccionar con el entorno de una forma que aun no conocemos, se altera e induce apoptosis, o muerte prematuramente programada de grupos celulares. Contra estas enfermedades hereditarias o degenerativas, poco podemos hacer, salvo mediante lo que se conoce como el consejo genético en las hereditarias, incluida la eliminación de embriones portadores, cuando el diagnóstico antenatal es posible.


Tampoco podemos hacer gran cosa, por ahora, para prevenir los errores que se producen en la duplicación de nuestras propias células en el transcurso de la vida, errores que a veces dan lugar a líneas celulares que se pretenden inmortales y crecen de forma imparable y desordenada, hasta terminar con el organismo donde aparecieron. Contra el cáncer poco podemos hacer para prevenirlo, salvo evitar las pocas sustancias que se han identificado como asociadas a su desarrollo, el tabaco, sobre todo.

El control adecuado de los llamados factores de riesgo vascular –hipertensión, diabetes, aumento de colesterol- nos quita papeletas para ser victimas de las frecuentes enfermedades por arterioesclerosis: la enfermedad coronaria y el ictus, pero incluso el mejor control solo nos quita unas pocas papeletas.





Otras enfermedades proceden de afuera. Sustancias tóxicas –tabaco, alcohol, malos humos-, agentes físicos –accidentes de tráfico o laborales, calor, frío, radiaciones-, bacterias, virus, parásitos,... nos lesionan, o nos atacan, y dan al traste con la salud. Es quizás en este grupo donde más eficaces son las medidas de prevención. La mejora de las condiciones higiénicas y las vacunas acabaron con las grandes plagas infecciosas; el carnet por puntos, las medidas de seguridad pasiva y las campañas, van reduciendo notablemente las muertes por tráficos, pero dependemos de la suerte: si el virus del SIDA mutase para transmitirse por vía aérea, como el del catarro, la humanidad estaría perdida.



De vez en cuando se descubren nuevas formas de enfermar; hace unos años todos oímos hablar de los priones, agentes causales del “mal de las vacas locas”, y de la enfermedad humana conocida como Creutzfeldt-Jakob, y que no son ni bacterias, ni virus, ni parásitos, sino unas proteínas como tantas otras, que dan en plegarse de forma anómala, y arrastran en este comportamiento a todas las proteínas similares, que pierden así su función y dan al traste con las células donde se ubican, en este caso las neuronas.


Llegamos a disponer de mucha información y de disitintos trucos para diferenciar a las vacas locas de las cuerdas:

http://www.iit.upcomillas.es/palacios/vaca/

La conclusión de todo esto es que lo que podemos hacer por prevenir es bien poco, y que por tanto, la salud individual es esencialmente una suerte. Estamos sometidos a tantos riesgos, y tantos de ellos no son conjurables, que el esfuerzo excesivo, la obsesión por la prevención resultan a la postre ridículos a nivel individual.




Dan ganas de parafrasear la frase que asociaciones de ateos han puesto en autobuses urbanos británicos, y que pronto se verán en los de Barcelona: "Con toda probabilidad dios no existe, así que deja de preocuparte y disfruta de la vida."

Con toda probabilidad lo que puedes hacer para mantenerte sano es bien poco, así que relájate y disfruta... mientras puedas.