“Yo no soy muy afín al mundo del circo” decía, de forma un tanto cursi, una conocida bloguera hace unos días.
No debe de ser la única “no afín”, porque recientemente un reality en la cadena Cuatro basado en una academia para aspirantes a circenses, se fue al carallo con tropa y profesores por falta de audiencia.
¿Qué le pasa al circo? ¿Está herido de muerte? Mientras que no tengo una respuesta general, sí tengo una respuesta personal: por mí, al circo le pueden ir dando.
En mi lejana infancia, o cuando yo era chico -como diría ella-, llegaba a mi pueblo el circo en días de feria, el Mundial, el Kron, con su cutrerío de lentejuelas, sus lonas decrépitas y sus animales sarnosos. La entrada era cara, así que si era posible, entreabríamos las lonas y tratábamos de seguir la función desde la fila cero –cero pesetas-.
En esas estaba yo cuando se me acercó por detrás un payaso sigiloso, -el tonto para más inri-, con su narizota roja y su pelo zanahoria, y me asestó con toda su saña un par de zurriagazos que me quitaron las ganas de ser afín al circo para toda mi vida.
Ni creo en la habilidad de sus trapecistas, ni creo en la fiereza de sus fieras, ni creo en la gracia y simpatía de los payasos.
Vae Victis!
P.D.- Del diccionario de uso CLAVE
P.D.- Del diccionario de uso CLAVE
afín adj. inv. Próximo, parecido, semejante o que tiene algo en común: ideas afines. ETIMOLOGÍA: Del latín affinis (limítrofe, emparentado).
(Ser afín a algo no significa que ese algo te guste)
33 comentarios:
Joselu, va por tí. Lo siento ;-)
Si te asusta la zanahoria del payaso...imagínate a mi la mujer barbuda!
Yo siempre he encontrado el circo algo deprimente. No sé... . Cutre.
PS: Repito lo que te dije en mi blog: tienes más maldad que un camello con un par de flemones detrás de las orejas. Pero, si a tí te gusta... .:-$
Salud.
A.
Maritoñi, pos no sé como se asusta usted de eso, con toda la parafernalia que lleva dentro. ¿No tiene barba por algún sitio su esposa Aida Nízar?
Entiendo que algunos camellos decidan llevar flemones tras las orejas, pero lo de mi maldad no. Conmigo pasa como con las mujeres, la que es mala es buena algunas vecs, y la que es mala no lo parece. Esto lo cantaba Emilio el Moro, moro cuando no había moros.
Creo que me he liado: la que es buena es mala algunas veces, y la que es mala, no lo parece. Solo quieren bailar, cha cha chá.
Buen personaje Emilio el Moro.
Por cierto Panta, cuando quieras te regalo un payaso de esos que venden en los todo a cien.
Y circo... quien quiera circo que se de una vuelta por la ciudad, verá de todo, fieras domadas incluidas.
Panta, me han enviado un MEME, ¿quieres que te lo reenvie?
Gracias....
Oye, que ricas estaban las birras que tomé con el Docto Doctor. Nos acordamos de ti.
Recuerdos de mi Mujer, que estaba con nosotros.
No, malo, no me mandes memes, que no me gustan; mándaselo a mi aspirante a alter ego, que le pirran. Ya le dije una vez NO a Soportándome en algo parecdio a un meme y no quiero ser injusto.
Ponme a los pies de tu Señora, y del Docto.
Yo tampoco soy muy de circo y esto de siempre me ha dado como vergüenza admitirlo públicamente... Es como si fuera un pecado que no te entusiasme el circo... Aunque lo de los payasos es otra historia muy diferente, creo (Joselu, también va por tí :D)... Creo sinceramente que la labor de los payasos (Me encantan los "Payasos sin fronteras" y su labor en los hospitales infantiles) es muy diferente y no tiene que estar ligada forzosamente con el circo del circo...
Y luego los animales.... eso me enerva... No puedo con ello.
Bueno, la verdad es que por eso circos como el circo del sol y demás han tenido tanta aceptación, porque no dan miedo...
Besicos
Yo siempre odié el circo. No entendía por qué los demás niños se reían. Claro, que yo no sufrí ningún trauma desde la fila cero. Serán cuestiones diferentes.
Siempre hay algún trauma asociado a alguna aversión estimado pantagruel.
Empiezo por Ud., Dr. Freud: Se equivoca una vez más conmigo, querido, estoy lleno de traumas sin aversión y de aversiones sin trauma. Un grano no hace granero.
Novicia querida, te has tomado esta entrada muy en serio. Es que puedes con todo.
Belén, y por qué no da miedo en circo del sol? No salió de ahí un titiritero o domador de fieras que casó con Estefanía de Mónaco por breve tiempo?
Tenemos algo de almas gemelas, Sopor, y no me lo vayas a tomar a mal.
No me gustan nada los circos, ni cuando era pequeña ni ahora. Durante años he acompañado a mis hijos, pero ya me libré de eso.
No recuerdo ningún trauma; sólo el pensar que se gastaran ese pastón en pagarme la entrada al circo cuando lo podíamos quemar en las atracciones de la feria (en este caso iba con mis tios, a mi padre ni se le hubiera ocurrido)
Anónimo ID, veo que aun no interviniste en esta entrada. Para que no se suplante nunca más tu identidad te sugiero que abras un blog aunque sea falso con el nombre de Anónimo ID, o sea, te daas de alta en blogger con ese, aunque ni pongas perfil ni abras blog, así se terminan las suplantaciones.
No, si ahora resulta que el circo no le gusta a nadie, y nadie se atrevía a decirlo hasta que dijo la interfecta que no era afín a él.
Yo mismo, con mi trauma y todo, llevé a mi hija una vez al circo, cuando la mayor atracción eran unos tíos disfrazaos de D'Artacan. Manda guevos.
No lies más a ID. Si te estuvieras quietito no liarías estos pifostios
El dicho lo sugiere todo: "esto es un circo", es decir espectáculo. A mí me evoca olor a arena mojada, a risas y a excitación. A mí me gustaban los circos. Ya no voy, ni a llevar a mis hijas porque ya pasan de circo.
Y a Panta también le hubieran gustado si no llega a ser por el trauma que sufrió con el de la nariz roja. Son los traumas que más duran, los de la infancia.
Oye, que colección de fotos, caricaturas y similares tienes del tío del bigote. Ahonde están.
¿Qué se le va a hacer, amigo Panta? Ni siquiera el jamón ha logrado gustar a todo el mundo. Yo tengo un buen recuerdo del mundo del circo, pero sé que vivo en una ciudad donde se celebra cada dos años el festival internacional de payasos Festival de payasos y sé que cuando propongo a mis alumnos ir a ver algún espectáculo, siempre salen los que le tienen aversión a los payasos, miedo o aversión. La figura del payaso es dual. No tiene por qué gustar. O atrae poderosamente o se rechaza. Hubo una obra llamada como sabes Esperando a Godot donde había un payaso blanco y otro rojo. Cuando se representó en París, el sector más reaccionario del público se sintió ultrajado y protestó sonoramente. Incluso rompieron butacas e increparon a los actores. Otro sector aplaudía entusiasmado. La figura del payaso es tremendamente filosófica. No todos me gustan está claro, pero hay algunos geniales. ¿Qué te puedo decir? ¿En qué sector en el teatro Sara Bernard estarías tú?
No ha salido bien el enlace. Repito FESTIVAL DE PAYASOS. Un abrazo.
Ahí me has vuelto a pillar, Joselu, porque yo con el teatro, casi que como con el circo. Bueno, no tengo trauma ni aversión, pero si incultura y discapacidad para gozarlo; he leído alguna obras dispersas, de Shakespeare, o de Valle Inclán, nn mis tiempos de estudiante en Sevilla vi algunas representaciones con entradas de claque -una versión de Niebla con Chanquete de prima donna, algo de Pirandello- y ya como adúltero, Els Joglars y Fura del Baus en alguna ocasión; incluso hice en la residencia estudiantil mis pinitos como mensajero segundo en Una altra Fedra, si us plau, de Espriu, y de Matatías en Palabras en la Arena, de Buero. Hasta ahí llegué. Siempre el teatro me parece farsa -en el sentido de falso- declamación, sobreactuación, inverosimilitud. Resume lo que pienso la escena de "Viaje a ninguna parte" en la el personaje del zanahorio, Fernán Gómez, hace un casting para un breve papel en una película, el actor, profesional con años de tablas, es incapaz de decir la frase con naturalidad: "Señooritoooooooo". No le dan el papel. Eso es el teatro para mí. No me hables de Bretch, lo siento.
He confundido a Bretch con Beckett, ya ves.
Durante unos años yo fui con frecuencia al teatro, dos o tres veces por semana. Había muchas obras que me aburrían, pero entre las muchas que vi, las hubo francamente alucinantes. Recuerdo la representación de La clase muerta de Tadeus Kantor, que cuando acabó se produjo un silencio en el teatro de más de un minuto de duración. Al final algunos empezaron a aplaudir. Yo estaba tan conmocionado que me costó reaccionar. Aquello había sido fascinante, inquietante, sobrecogedor...La obra era en polaco. Igual que vi una representación en ruso de Cinco personajes en busca de autor de Luigi Pirandello, que me dejó boquiabierto. Pocas impresiones yo he vivido como actor aficionado y como espectador, tan poderosas como las de buen teatro. El teatro de calidad es capaz de producir una impresión de vida y realidad como la misma realidad es incapaz de hacerlo. El problema es que hay que ser constante, y ver muchas obras de segunda fila, para ver algún día algo fuera de serie, algo extraordinario. Con los payasos pasa algo parecido. Hay que ver mucho circo para encontrar perlas negras. Una vez vi una representación de payasos contemporáneos de una compañía rusa llamada Pokatuka que me devolvió durante una hora y media a la infancia en que a mí me hubiera gustado vivir. La mía fue bastante deprimente. Te falta sentido poético, Panta. Tienes el lóbulo derecho infradesarrollado. No tiene solución. A mí me tocó desarrollarlo con intensidad frente a una infancia desoladora. Por eso me gusta ponerme una nariz roja y sentir la tristeza más profunda y, en cambio, salir a escena con el alma alegre para hacer reír al personal, aunque fueran pobres, cutres, decrépitos. El viaje a ninguna parte es una película magnífica y profundamente poética.
Eso que cuentas está perfectamente retratado en Pelusa, una emocionante película con Marujita Díaz y Roberto Rey. Coño con el hemisferio -que no lóbulo- derecho, tan memorioso y tan insensible...
Panta creo que te debo una disculpa. Pensé que eras tú el que suplantabas la identidad de ID en el blog de Antonio y parece ser que es otra persona.
Estaría feo que borrara mi comentario sin disculparme antes. ¿Lo puedo borrar ya? ¿o lo dejo tal y como?
Déjalo como está para la historia de la infamia. Yo creo que todos estamos de acuerdo en que la impostora es la propia interfecta; su sintaxis dificultosa, su desorden conceptual, y dos palabras muy suyas: "afanarse" en algo, y "comentarista" por visitante que comenta en un blog. El caso es que en su afán de ir a por mí acusándome injustamente de acoso -solo porque entro en su blog y lo comento con ánimo crítico, sin adulaciones- se ha llevado por delante la identificación de nuestro querido Anónimo, que esperamos que reaparezca con otro ropaje cuanto antes. Entretanto, el Sr. Juez, y todo el colectivo bloguero del orbe conocido debería adoptar medidas muy enérgicas contra quien así atenta con el buen rollo. Ya lo dije, no es un alter-ego, sino una alter-egoista que solo disfruta con sus propios widgets. No bores nada; además, donde dijiste tú que el troll suplantador era yo?
Por dios... el portugués no salió del circo del sol...
Creo que si da miedo es porque asociamos circo con horror... desde los romanos, el circo ha sido siempre un espectáculo de muerte que divertía al pueblo, luego la cosa fue evolucionando y ya no había muertos, pero si había acróbatas y danza iban de una manera itinerante ya desde el renacimiento, donde los mezclaban con las historias de los juglares, siempre asociado a la diversión.
Fue en el siglo Dieciocho cuando el circo se modernizó y se creó la famosa carpa, los domadores y, para acaparar una mayor cantidad de seguidores, de vez en cuando metían monstruos como la mujer barbuda o siameses, alimentando así el morbo de los pueblos (si no, mira la película Freaks), y ya empezaron a salir leyendas sobre el ánimo de los payasos o asesinatos por doquier. De ahí que se produzca un respeto miedoso a todo lo que tiene que ver con el circo.
Circos como el Circo Del Sol ya no utiliza animales, pero si se centra en la parte mas artística del circo, como son los mimos, las acrobacias y los números de humor, digamos que es el paso racional del Circo para que perdamos ese miedo y ese horror a esta forma de entretenimiento que no tiene porque ser histriónica.
Besicos
Belén, te veo bastante afín al mundo del circo. Que sea para bien.
De pequeño venía un circo a mi pueblo. Cuando llegaba un tipo con un gorro y decía "son cinco duros", mi padre me espetaba: "nene, pa casa".
¿Era un trauma o me hacía un favor?
Del circo recuerdo un cierto sentimiento de tristeza y algo de crueldad. Sobre todo porque tenían que sacrificar algunos burros para dar de comer a los leones.
Panta ya llegó la contraria del pueblo, o sea, yo jajajajaja
A mí me ENCANTA el circo, así sean esos circos pobres que se despiden todos los días; disfruto el espectáculo y no me pongo a pensar en si a los animales los maltratan, o a los artistas les pagan bien, el caso es que voy cada vez que puedo.
Los payasos ni fu ni fa, pero ahora que veo las imágenes que escogiste para adornar el post, esos si me dan miedito. Lo que no entiendo es que hace aquí la foto de Simone de Beauvoir peinándose desnuda frente al espejo, porque nada que ver ella con circos, vencidos o Breno, o si??? Tal vez que los dos son franceses, pero sigo sin ver la relación; ya me lié, debe ser la resaca que aún me dura jajajajaja
Besos borrascosos
Panta... es que yo me lo tomo todo muy en serio, aunque a veces no lo parezca ;)
Antonio, deberías decir "cuando era chico", como la otra, que está bien que los jueces se contagien de los modismos de los reos. Me parece que te hacía un favor, pero eso es muy subjetivo, y forma parte de lo íntimo.
Fmop, ¿qué nos importan los leones si la verdad de los borricos era ser abiertos de un zarpazo entre las rejas? Bienvenido.
Borrasca, no me extraña que te encante el circo, puesto que eres la única que ha reconocido a Simona en la chica madura que se atusa ante el espejo. La traigo precisamente porque fue capaz de convivir muchos años con alguien que tenía mucho de payaso, y que pretendía quedarse con todo el mérito de la función. Es algu rebuscado, lo sé.
Sí que lo parece, Novicia ;-)
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