viernes, 24 de octubre de 2008

Del "tumbao" a la fatiga crónica



Hace unos años Luis Landero nos deleitaba con un artículo sobre los “tumbaos”; se trataba de personas que estando en edad laboral y con trabajo, un buen día decidían no levantarse más de la cama. No se declaraban enfermos, ni aparentemente les pasaba nada; simplemente decidían tumbarse y no levantarse más de su lecho para cosa alguna; ahí pasaban meses o años, que no consta si alguno llegaba a salir de esa situación. "Fulano se ha tumbao", -se decía-, la familia acogía con resignación lo que era una verdadera desgracia, y la esposa, -pues los tumbaos solían ser hombres-, debía a partir de ese día ocuparse de llevar sustento a casa, sea trabajando ella misma o gracias a la caridad de vecinos y familiares.


También en mi pueblo debió existir esa figura, pues recuerdo haber peleado por levantar sigilosamente una persiana desde la calle tratando de ver a algún tumbao que acababa de declararse así; creo que no llegué a atisbarlo, y lo más aproximado que recuerdo haber visto es a ese escritor latinoamericano ya fallecido, -Juan Carlos Onetti-, que siempre atendía entrevistas desde su cama y parecía residir en ella.



Me pregunto si ese mal, que se daba en los pueblos extremeños allá por los cincuenta, guarda alguna relación con lo que hoy se conoce como síndrome de fatiga crónica. Personas también en edad laboral, y generalmente activas, comienzan más o menos de pronto con una sensación de cansancio extremo que les invalida y les incapacita para trabajar y para disfrutar; visitan médicos, se someten a análisis y contra-análisis, van de un especialista a otro, del internista al neurólogo, del neurólogo al reumatólogo –a veces tienen dolores musculares, lo que se conoce como fibromialgia- pero todo es normal y nadie les da solución. Ellos desean una etiqueta que les conceda las ventajas de declararse enfermos, pero solo obtienen incomprensión y frialdad, tanto por parte de los profesionales, como de su familia y amigos, que no acaban de entender qué les pasa. No han contraído una enfermedad reconocida, sino algo no aceptado copmo tal por la mayoría de los profesionales, una enfermedad-no enfermedad.

La fatiga crónica no es la única enfermedad-no enfermedad; algunos la relacionan con otros procesos como el síndrome de sensibilidad química múltiple, o el síndrome del implante mamario, o el síndrome del edificio enfermo, o el síndrome de la guerra del golfo, todos ellos con la característica común de la normalidad de todas las pruebas que buscan un origen “orgánico” al padecimiento y la impresión de manipulación del entorno que a veces estos pacientes parecen ejercer.



El “tumbao” -y la tumbá, si la hubiese- encierran mucha más poesía que el sufriente de estas dolencias postmodernas.

26 comentarios:

Malo Malísimo dijo...

Panta, creo que yo también tengo un síndrome de estos, el de la incomprensión, soy un incomprendido, no me dejan estar tumbao en el sofa, ni en la cama, ni estar tranquilo. Joder ¿no dan la baja por esto?
Si es que no somos nada.
(ojo, que no me meto con los pobres de la fatiga crónica, que bastante tienen)

Belén dijo...

Buf, vaya tema has ido a tocar...

Yo es que creo que este tema está mal enfocado... porque la medicina occidentarl moderna siempre va a la curación del síntoma, no la causa, y si te fijas, el síndrome de fatiga crónica y/o Fibromialgia no es mas que un conjunto de síntomas y signos, como lo cual, mal vamos...

Solo se sabe que los pacientes tienen dolor, cansancio, depresión, molestias musculares...

Hablan de incopatibilidades químicas en las moléculas de las proteínas, puntos gatillo miofasciales, problemas emocionales sin resolver... Quien lo sabe?

Besicos

Anónimo dijo...

Pues yo me voy a hacer una cura antes de enfermar. Me tomaré vacaciones.

ID

Anónimo dijo...

Vaya, Panta, esta entrado no ha suscitado mucho entusiasmo o es que ayer era viernes. A lo mejor se puede enlazar con la entrada anterior y los tumbaos tambien tienen una falta de libre albedrío o una falta de falsa voluntad. Imagino que es una disfunción cuanto menos de neurotransmisores o de neuroreceptores, cómo otras tanta enfermedades de las llamadas "mentales". Onetti sin embargo no se ajusta a mi modelo porque seguía escribiendo estando tumbao. Creo que hay otros escritores que tambien lo hicieron, pero ya se sabe detras de todos ellos "había una gran mujer" que sobre todo les permitía dedicarse en exclusiva a lo que les interesaba sin preocuparse de otras naderías cómo la limpieza o alimentación. Me temo que las tumbadas no han prosperado por ese motivo, o al menos se lo tiene que currar más y arrastrase por la vida con el diagnósitico de fibromialgica o depresiva.

Anónimo dijo...

Entrada , dixit.

Pantagruel dijo...

Anónima, ya sé que este asunto es más árido, -el de la fatiga crónica digo, no el de los tumbaos, que podría dar mucho juego-. No estoy muy de acuerdo contigo en esto de que el tumbadismo tenga que ver con el libre albedrío, o que los xicos tengan más facilidades pa tumbarse; yo conozco a algunas xicas que están to el día a la bartola mientras su xico hace la comidita, friega los platos y además escribe blogs, aunque serán la excepción que confirma la regla.

Belén, quieres decir que las otras medicinas, -las "no occidentales modernas"-, sí van a la curación de las causas??? Dime cuales, que me apunto.

Malo, pa ser un tumbao no te tiene que dar nadie permiso, solo tienes que tomar tú la decisión de serlo, -y atenerte, claro está, a las consecuencias-.

Malo Malísimo dijo...

No, si ya se, pero es que en el fondo lo que me pasa es que por vocación Soy VAGO y me gustaría ejercer de tal, pero ¡que dificl es!

Hitos dijo...

No somos tumbaos, vamos un poco más lentos

P.d.: Anonima. Panta es recurrente, lleva un buen rato hablando de lo mismo...

Pantagruel dijo...

Todos somos vagos por vocación.

Hitos, qué es "lo mismo"??

Hitos dijo...

Intentas demostranos que el alma y el cerebro van unidos

Hitos dijo...

¡Ah! ya funcionan los enlaces

Pantagruel dijo...

Que van unidos no, que el alma no existe, solo el cerebro y su actividad; pero en esta última entrada no he hablado de eso, que yo sepa.

Por una vez que maté a un perro me llamas mataperros...

Hitos dijo...

Te voy a seguir llamando Panta jajajaja.

P.d.: es que yo soy muy simple y no me molesto en saber si mis decisiones van unidas o no a las de mi cerebro, solo me molesto en ver los resultados, si estoy tumbá por una enfermedad del alma o del cuerpo

Hitos dijo...

El caso es que estoy tumbá

Paco Centeno dijo...

Hoy he intentado ser un tumbao, pero me duró solo hasta mediodía, que salí a estirar los músculos y tras la ducha, me llamó otro tumbao para tomar cervezas. Sí, ese tumbao anda por aquí escribiendo.
A lo que vamos, la fatiga crónica, hoy reconocida como patología, ha dado muy mala prensa a estos enfermos. Pero más mala prensa dieron los enfermos de depresión no diagnosticados por desconocerse la patología, y que iban directos a la cama y de allí no salían. Eran los antiguos tumbaos de verdad.
Un saludo

Pantagruel dijo...

Llámame como quiera, Hitos, pero llámame.

Creeis de verdad que los tumbaos genuinos eran enfermos? ¿Tú estás seguro, Paco, de que eran depriniudos o algo así?

Me gustaría encontrar el artículo de Landero, pero no lo consigo; salió en El Pais, pero era antes de la era digital, valga la redundancia.

Pantagruel dijo...

Por fien encontré el artículo, "Los Tumbados". Se publicó en El Pais el 18/11/1990, va a hacer nada menos que 18 años; la verdad es que lo recordaba bastante bien. He aquí el enlace para los interesados:

http://www.elpais.com/articulo/opinion/tumbados/elpepiopi/19901118elpepiopi_1/Tes

Hitos dijo...

Interesante el artículo de Landero. Ahora resulta que es verdad lo que yo conocía como leyenda

Pantagruel dijo...

Hitos, no olvides que Landero es esencialmente un novelista, y no un cronista, ni un historiador. Yo creo no obstante que algo de verdad hay, ya que, como he contado, guardo algun recuerdo de los tumbaos; soy algo más joven que Landero; el también los sitúa en los 50.

Joselu dijo...

Yo tengo vocación de "tumbao". Cuando leí el relato de Landero me sentí íntimamente identificado. Me planteé si podía un día hacerlo -tumbarme-, eso sí, con mi ordenador portátil y mi biblioteca a mano, pero llegué a la conclusión de que no era posible. También he sentido el síndrome de Hans Kastorp en el sanatorio donde transcurre La montaña mágica. Querría bajarme del artefacto en que estamos montados y meditar en la quietud de las montañas o de la cama sobre todo el universo. No sé si esto es una enfermedad no enfermedad, pero me siento próximo a Oblomov, el genial personaje de Goncharov que aquel sí que era un perfecto tumbao hasta que se enamoró. Y ahí vino su perdición.

Pantagruel dijo...

Me parece, Joselu, que en tu icono del ventanillo del blog hay una especie de tumbao...

Novicia Dalila dijo...

Muy interesante también Panta... Supongo que las dolencia son las mismas siempre, lo que pasa es que ahora se les ha dado un nombre más "profesional".... También pienso que hoy en día, debido al ritmo que llevamos y la existencia tan frenética a veces, es más probable que haya casos de este tipo... .Y es que a veces, ¡¡¡dan más poquitas ganas de levantarse¡¡¡¡

Susana dijo...

Que mal me sientooooooo...tanto criticar a mi santito ( dixit Hitos ) y ahora resulta que está enfermito.
Gracias Panta ( de parte del santo ). De mi parte..." mal muy mal, Panta, yo tengo remordimientos y él ya tiene excusa "

Pantagruel dijo...

Anda, que la Novicia tiene vocación... te tumbá!

Que tiene tu santo, tumbaismo, o fatiga crónica? El tumbaismo no es enfermedad y la fatiga crónica es una enfermedad-no enfermedad, así que no tiene excusa. A trabajar, joer ya.

Anónimo dijo...

Qué ignorantes y subnormales sois todos los os habéis cachondeado de esta enfermedad... sois los típicos tontitos bobalicones que hablan de un tema sin tener ni puta idea de lo que están hablando.
Ojalá os toque sufrirla algún día, a ver si así cambiáis de opinión... OJALÁ

Pantagruel dijo...

Estimado anónimo, creo que no has leido bien la entrada. Una cosa es que a las cosas se les eche algún sentido del humor, y otra muy distinta es cachondearse. Donde has encontrado ese cachondeo al que aludes? Yo me he limitado a describir el síndrome y a plantear algunas dudas que existen sobre su situación como enfermedad, que si sabes del tema seguro que tambien conoces. Precisamente uno de mis objetivos con esta entrada era hacer algo de divulgación sobre este problema, que ciertamente destroza a quienes lo padecen. Te agradecería mayor precisión en tu crítica si deseas una respuesta más precisa. Si simplemente eres un troll, que creo que no, pasa.